Review de Star Wars: Clone Wars

A estas alturas, no sé si existe espacio para la decepción. Y es que luego de las precuelas, Star Wars calienta menos que película de Semana Santa. Bueno, quizás nunca tanto ya que existen hordas de jedis leales que en su fanboy ser quieren disfrutar de esta nueva movida de animación digital. Lamentablemente, yo soy un fanboy disconforme, que ya no tiene mucha esperanza con George Luca$. Menos con Clone Wars, una película que originalmente eran los primeros capítulos de una serie de televisión que será exhibida próximamente en la pantalla del Cartoon Network. De ahí, estos resultados.

Lo primero que salta a la luz es que no existe nada que justifique su estreno en los cines. Claro, la película tiene un par de escenas de batallas que pueden calmar las peores reacciones, pero eso no quita que se note que aquí la Fuerza no está presente. Esa se perdió hace rato. Claro, tampoco se le puede pedir mucho si el objetivo de esta película apunta a un tipo de público que tiene que reírse con algunos chistecitos, a los que hay que darles demasiado espacio de condescendencia para dejarlos pasar. Quizás, George Luca$ sigue creyendo que uno es medio tarado y tiene que comprarle sus Jar Jar únicamente porque quiere tener nuevas figuritas de acción. Ni idea en que es lo que piensa.

Claro, no me digan que me tiraré con todo en mala. Esto se deja ver. Puede que llegue a ser entretenida si has seguido la saga, incluido su Universo Expandido. El problema es que eso mismo atenta frente a cualquier sorpresa. Uno sabe el resultado final de la historia. Cero sorpresa, cero necesidad por revisar esta trama. En una entrevista George Luca$ señaló que al ver un avance de la serie de animación digital, decidió que era “demasiado hermosa” y podían usar al mismo equipo para llevarla a pantalla grande. No sé de donde lo sacó, quizás los signos pesos que aparecen en sus ojos le nublan la mirada. Quizás. Lo que si sé es que, si alguien quiere ver un excelente producto de las Guerras Clónicas, mejor tome el DVD y le de una revisada a la serie de animación tradicional del mismo nombre. No hay donde perderse.

En definitiva, la trama de esta película queda como una previa de lo que vendrá en televisión. El hijo de Jabba es secuestrado por una banda de renegados, situación que pone en jaque la utilización de las rutas controladas por el Hutt, en medio de las Guerras Clónicas. Conspiraciones, Batallas, Jedis y las hordas de robots al mando del Conde Dooku entran en una serie de turbulencias para rescatar al pequeño Hutt. Si preguntan donde está la gracia, no les tengo una respuesta. Todo se ha visto, quizás la situación es novedosa, pero no tiene nada que condimente esta presentación.

Y es que aquí, todo cojea. Queda a medias. Existen personajes ciertamente insoportables. Algunos incluso le hacen la competencia a Jar Jar Binks en el terreno de lo odiable. No es chiste. Me cargó el tío de de dudosa sexualidad de Jabba The Hutt. Claro. Aunque se supone que las babosas son hermafroditas, esto es como mucho. Ni hablar de Rotta The Hutt, el apestoso hijo babosa que es un completo suplicio. No dice ni pío en toda la película, pero su sola presencia basta para apestarlo todo. Personajes sin gracia, totalmente prescindibles y que son el claro perjuicio de la tecnología digital a esta saga. Y de lo mejor, que es ver a Yoda pelear, ni luces. Ni hablar de los diálogos. En medio de la historia aparece una padawan – que no sé de donde diablos sale, ni a quien se le ocurrió hacerla aparecer – que debe ser entrenada por Anakin Skywalker. El trío que conforman junto al hijo de Jabba, entrega momentos de tedio insufrible. Líneas de diálogos que van más allá de simple infantilización. Sobrenombres y cosas que en vez de caer en gracia, hacen que las gónadas de la condescendencia se llenaran rápidamente. Mal.

Quizás, lo realmente imperdonable es la música utilizada. Incluso los toques de guitarras eléctricas que se dejan escuchar durante algunas secuencias, poco tienen que ver con el Universo Star Wars. Ni idea porque no utilizaron toda la épica y clásica partitura de John Williams. Menos porque la película no comienza de forma clásica. A fin de cuentas, son pequeños detalles que se hacen demasiado notorios a la hora de evaluar una película que terminó de cargarme con los aplausos de algunos fanboys presentes durante la función.

Por mucho cariño que uno le tenga a algunos productos, debe existir un ojo crítico para notar cuando las cosas se alejan demasiado del espíritu original. De que la Fuerza se siente más lejana que nunca, así sucede. No le pongo mucho color, preferiría no hacerlo. La situación, simplemente, es así. Creo que si uno no va con muchas expectativas – que supongo es la mayoría – y omite gran parte de los pésimos nuevos personajes, los diálogos irritantes y todo lo demás, puede que logre sopesar las notorias debilidades de este retroceso tanto de la saga, como de la consistencia del relato de la animación digital vista este año (Tampoco le iba a pedir que fuese tan potente como Wall-E, pero se nota).

Aunque el Episodio III no está a la altura de la trilogía original, si es lo mejor de las precuelas. En ese sentido, esta “Star Wars: Clone Wars” está mucho más cerca del odiado Episodio I. Lamento tener que escribir eso, pero es la verdad. La amenaza fantasma instalada en la franquicia, con todo y su ‘mAnikin’, parece adueñarse una vez más del producto final. Tal como las secuencias finales de esta película, donde poco menos falta un cartelito que te diga al final “continuara en Cartoon Network”…

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