Breaking Bad S05E09: «Blood Money»

Esta entrada contiene spoilers

Llegó el momento. No sólo del retorno de la mejor serie de la televisión en lo que será su última tanda de episodios, sino también finalmente se concretó la confrontación largamente esperada. Breaking Bad está de regreso y aunque las cosas parecen volver a la normalidad, ya nada es igual en Alburquerque. Ese futuro en donde todo se ha ido al carajo, aquel que nos están anticipando desde la primera parte de esta quinta temporada, está cada vez más cerca y la burbuja del mundo de Bilz y Pap está por reventar.

Todo porque pese a que realizó hasta lo imposible para dejar atrás a Heisenberg, encapsulándose bajo la firme creencia de que el pasado está pisado y puede volver a ser alguien honesto, Walter White inevitablemente pondrá la soga al cuello sobre sus más cercanos y paralizará a sus vecinos de puro miedo ante su mera presencia. Porque ya nada queda del amable profesor de química, frente a nosotros sólo hay un monstruo irreconocible que seguirá emergiendo.

Bajo el título de ‘Blood Money‘, el primero de los últimos ocho episodios sigue bajo el eje de anticipar que la tormenta se avecina a partir de un flashforward. Walter llega a su hogar, uno clausurado por el gobierno. Uno en donde la piscina del hogar es utilizada por jóvenes para andar en skate. En el que ya nada queda de la vida de los White. Ahí sólo están los rastros del paso del huracán Heisenberg por sus vidas. Y aunque el momento de saber el cómo se concretará aquello llegará eventualmente, desde ya nos dejan en claro una última pista: Ese Walt del futuro regresa a su hogar para tener la última pieza de su arsenal, una capsula de ricin.

No obstante, aún falta para tener respuestas más concretas. Aún hay tiempo para que Walter White crea que el pasado puede quedar atrás y reniegue de la tentación de volver al negocio de los cristales azules, puede seguir con su violenta pasiva amenazante y despachar a su pasado con un simple: «Have an A1 day!«. Tiene tiempo para creer que puede armar ahora un nuevo imperio de lavado de autos mientras combate con todas sus fuerzas el retorno del cáncer.

Pinkman aún puede seguir atrapado en las tinieblas. Skyler tiene aún tiempo para sostener todo en pie, a sabiendas que ya nada es igual y ha cambiado tanto como su propio marido. Pero claramente el reloj está más cerca de la medianoche, del apocalipsis de sus vidas. Y es que a Hank tras su revelación le cayó la teja. Todas las piezas ahora tienen un amargo sentido.

Por ahora, son dos ejes los que guían un escenario marcado por lo inevitable. Por un lado, Pinkman simplemente ya no puede seguir adelante, asqueado por el dinero sucio que recolectó y que Walter le dejó. Está sólo aún cuando ahí están sus compinches drogos que fantasean tonterías. Necesita deshacerse de los millones, expiarse de sus pecados reparando tanto a los padres del niño que murió durante el plan en el tren así como a la nieta de Mike, porque sabe que este murió a manos del profesor de química. Y aún cuando las acciones de Saul y Walter se lo impiden, Jesse necesita alejar esos billetes que asfixian su existencia, porque el pasado en realidad no está pisado y Walter está lleno de mierda.

En tanto, el peso de las «Hojas de hierba» aplastan a Hank. La revelación de que Walter es Heisenberg lo afecta de manera física y psicológica, Está en shock, sufre un ataque de pánico, no puede trabajar, la información lo colapsa. Pero eventualmente el rompecabezas finalmente se arma, las cosas tienen sentido, el retrato de Heisenberg es evidentemente el de su cuñado y así todo calza. Pollos.

Dirigido por el propio Bryan Cranston, y manteniendo el nivel de actuación maestro al que todo su elenco nos tiene acostumbrados, gran parte del episodio se mueve por este sentido de que se aproxima lo inevitable. De que lo que tiene que pasar, pasará, pero no lo hará por ahora. Sin embargo, los últimos minutos son los que remecen de forma definitiva el stato quo. Walt descubre en su auto uno de los aparatos de seguimiento por GPS, tras darse cuenta que el libro con la dedicatoria no está en su baño. Ya no hay tiempo: debe confrontar a Hank. Y cuando es evidente que las trivialidades de la vida cotidiana ahora valen hongo, la puerta del garage baja luego de que Walter le pregunta a su cuñado sobre el GPS. Cae el telón y todo colapsa. Conchadesumadre, llegó la hora, cagó todo.

Hank lo sabe. Walter sabe que lo sabe y sólo le resta apelar a la familia. Pero al agente de la DEA ahora todo le importa una mierda, incluido que intente crear una conexión con su simpatía por el cáncer. Las mentiras, explosiones y muertes son demasiado. Que a White le queden seis meses de vida ahora es una buena noticia, porque el hijo de puta puede podrirse. No obstante, aunque Hank puede buscar algo de retribución momentánea con sus puños, en el fondo el problema es superior. Hank, con todo y lágrimas, no sabe realmente a quién tiene en frente. Y es ahí cuando el monstruo aparece, con una simple frase. Si no sabes quién hay realmente tras la apariencia afable de Walter White, es mejor que camines de puntillas. Pisa ligero, porque Heisenberg puede reaparecer y en realidad no sabes con la chichita con la que te estás curando. Nos fuimos a negro, créditos y en shock.

No sé por cuántas temporadas estuve esperando que finalmente sucediese esta confrontación, el saber cómo sería las reacción. Y ahora las interrogantes siguen multiplicándose y la estructura elegida por los creadores, aquella de soltarnos pildoritas de ese futuro negro, nos asfixia. La duda no sólo carcome a los personajes, nosotros no tenemos idea de los cómos y sólo creemos conocer los porqués. Hank no sabe que hacer, no sabe a quién diablos tiene en frente y nosotros ya no sabemos qué esperar de Breaking Bad. Y por eso esta es la mejor serie en emisión, punto.

Sólo tenemos claro que ahora quedan siete semanas más, Walter White y su familia tendrá que pagar sus cuentas tras matar a tanta gente y contaminar la vida de miles con el veneno que puso en las calles. El problema es que Heisenberg no se quedará de brazos cruzados, hay todo un arsenal – y una capsula de ricin – que buscarán entrar en acción por una última vez y nosotros como audiencia deberemos seguir pagando con la ansiedad al borde de la fármaco dependencia que siempre genera la búsqueda de respuestas.

Sólo quedan siete y si todo sigue a este ritmo, me va a dar un paro cardíaco. La bomba H hará kaboom.

¿Qué te pareció el regreso de Breaking Bad?