Miércoles es día de cómics nuevos en el mercado gringo y esta vez DC decidió apostar fuerte. A los ya comentados debuts de las limited series War of the Supermen y Brightest Day, se sumó cerrando la trilogía un número que no es debut, sino una conclusión. Misterios que se develan y viejos conocidos que vuelven, círculos que se cierran y héroes que se consolidan. Todo eso tenemos en el número 12 de la colección de Batman y Robin, cerrando el arco «versus» que comenzó en el #10 y que, al mismo tiempo, marca un quiebre importante en la serie de cara a lo que será el regreso de Bruce Wayne.
Hace un año, Grant Morrison hacía una promesa y tomaba un compromiso. La promesa era recuperar para un Batman del siglo XXI el tono psicodélico-delirante de la tan denostada serie de los ’60 con Adam West y Burt Ward. Reponer el espacio para el humor, pero también para lo bizarro e inusual de los villanos. Lo que en la serie de los ’60 daba risa, adaptado en esencia al 2010 no podía ser menos que perturbador. El compromiso, en tanto, era introducir y posicionar a la nueva dupla de Batman y Robin como personajes de valor, capaces de tomar el relevo y hacer propio un legado de más de 70 años, trayendo la necesaria renovación a la mitología batmaniana.
Pero lo anterior no pasaría de ser un mero entramado de los habituales si no fuera porque el escritor escocés se ha planteado objetivos claros, lejos de sus usuales voladas meta-argumentales, y los ha cumplido con creces. Es un logro que en arcos de tres números consiga tal nivel de interés. Es una buena señal (Siege de Marvel también lo es) que los autores de cómic mainstream empiecen por dejar atrás el decompressive storytelling, aquella práctica de prolongar los argumentos a niveles insólitos, por 8 o 12 números donde la acción avanza en cámara ultra lenta. Morrison parece haberse puesto como meta divertir, como si planificara una temporada de una serie, ha vuelto a recuperar el valor del cliffhanger y eso se agradece.
Hay cosas que podrían mejorar, como cierta tendencia a saltar de un tiempo narrativo a otro sin utilizar nexos coherentes, pero es sabido que, guste o no, Morrison exige al lector que llene los vacíos. En lo personal no me agrada, pero cuando tienes dibujantes como Frank Quitely o Andy Clarke, quien es el encargado del arco Batman versus Robin, el efecto se minimiza. Clarke sabe utilizar el contexto de la página para mostrar los cambios de ritmo y el ojo entrenado sabrá orientarse. Un ejercicio de lectura que bien vale la pena repetirse una y otra vez.
Batman versus Robin ha sido un arco medio tramposo. Lo menos importante es el conflicto físico entre los encapotados. La pugna es más bien espiritual, y habla de lealtades, decisiones y definiciones que cada uno de los personajes debe tomar. Este Batman demuestra que es digno no sólo de las habilidades de su antecesor, al resolver un misterio que él mismo le ha puesto, sino también de sus enemigos, al superar las pruebas definitivas que le han puesto.
En la medida que Dick supera rápidamente a Slade, deja atrás su pasado como Robin / Nightwing. Cuando es capaz como detective de resolver cuál ha sido el destino de Bruce Wayne, como traerlo de vuelta, se convierte en el Mejor Detective del Mundo. Cuando su accionar lo pone en conflicto con los enemigos más letales de la historia pasada y reciente de Batman, respectivamente, es cuando se gana su lugar. Bruce Wayne es pasado. Dick Grayson es Batman.
Por su parte, los conflictos de Demian giran en torno a la lealtad: al Destino de Grandeza, al mito que simboliza su padre o a la confianza que Dick pone en él. El chiquillo es agrio y desagradable porque está confundido. No tiene padre presente, y su madre demuestra, de manera bastante gráfica, que para ella es sólo un instrumento. Damian sabe que el único ser vivo que se preocupa de él es Dick, y no tiene que sumar dos mas dos. Damian acepta ser Robin ya no por imposición, sino por voluntad propia. Y tras leer doce números, atestiguar la conversión del pendejo es fascinante.
¿Qué es lo siguiente?, Con dibujos del británico Frazer Irving acompañando la historia de Morrison, el siguiente arco – Batman Must Die! – finalmente constatará dos importantes regresos. Y uno, no es el que todos creen (El click es un spoiler).