Nunca es tarde para decir que Baby Shower es una película con gonádas. Sí, tiene las bolas bien puestas y secretando la esencia del líquido de terror, aún cuando en su médula sea una propuesta de visión mucho más ligada al estrógeno. Pero no es menor  destacar el coraje que tiene a la hora de repartir gore y secuencias shock en pantalla. Pero no basta con eso. No alcanza con ver más lucas invertidas en gotas de sangre digital, un tono de puesta en escena campechana y secuencias más jugadas de lo habitual. En Baby Shower algo no cuaja adormeciendo en las fauces de Morfeo con un laterismo absoluto: la forma en que está armado el relato y el festival de anécdotas sin justificación.

Y es que en síntesis, en esta apuesta del terror conocemos a una desganada embarazada cara de nada que se ha alejado de la sociedad, recluyéndose donde el diablo perdió el poncho. En un lugar cerca de la pachamama, la preñada se encuentra ad portas de parir a sus crías bajo la guía de una mujer que aparentemente es la mandamás de las buenas vibras y su grupito sectatorio. A partir de ahí, se inicia la reunión que da título a la película, con la llegada de vaginas citadinas huecas, molestas y superficiales. Alegría, alegría y todas para mirar al pajarito: Baby Shoooooower.

Pero sin sorpresa alguna, la historia ingresa en un entorno bajo el cual existen oscuras motivaciones para revelar una traición de nivel puñalada en la espalda, toda vez que una de estas amigas está en incursiones de mete y saca con el esposo de la embarazada. Una situación que de forma insoslayable pasa a segundo plano cuando sin decir ni pío se desata sangrienta venganza ante el advenimiento del nacimiento. Todo esto sucede además mientras las cejas se levantan ante el dejá vú que representan algunas escenas que van desde un pseudo homenaje sin gracia a aquella clásica secuencia de Monica Belluci en Irreversible, con el plano casi calcado, a una mascada falsamente jocosa a un glande

De este modo, los eventos se desencadenan a través de un esquema realmente soporífero en su primera hora, en donde todo avanza a un cuarto de máquina por puro gusto mientras van sumándose una tras otras las situaciones que quedan en el aire y que dominan esta propuesta. Así, el problema de Baby Shower surge precisamente porque todo va pasando porque si, los cabos se sueltan a la chuña y aunque manos experimentadas en otras propuestas han logrado de forma maestra manejar el campo de lo no explicado, pues siempre es satisfactorio como espectador quedar en un estado donde uno no sabe qué chucha pasa, aquí no lo logran y termina invadida por un sentimiento en donde da lo mismo casi todo lo que no es glorioso gore.

Y es que una vez que es desatada la violencia sangrienta,  Baby Shower gana kilómetros de interés cortesía de la glorificación de la repartija de chocolate sanguinolente. No obstante, esos mismos cortes forman parte de un revoltijo de secuencias que no responden a nada que haga válida toda la historia que supuestamente quieren vender de sustento pagano de la universalidad en pantalla. Peor aún, desata locura manchada de hemoglobina, con situaciones simplemente pa’ la risa, en un contagio en donde las muecas de sobreactuación se multiplican y le ganan a cualquier intento por tomar en serio el sufrimiento de las peucas de la pantalla. Si no se ríen, no son chilenos. Así de simple. Es ahí donde la participación de Pablo Illanes desde la silla de director daba para especular de antemano que lo mejor en esta presentación sería su historia. Mal que mal, por algo es reconocido en el ámbito nacional: es guionista.

No obstante, y aunque técnicamente es pulida, toda situación en contra de Baby Shower está asociada irremediablemente a lo desabrido de su guión. A ese escenario no ayuda que en la previa, con su trailer, se facilite el surgimiento de prejuicios por el factor de paganismo presente en onda pseudo pastiche de The Wicker Man. Aunque la película a la larga no es perfilada para generar de forma soez el clásico esquema del final sorpresa, ni realmente aborden la demencia sectaria como en aquél otro clásico, su propuesta rara vez engancha y elementos, en donde por ejemplo los hombres estén al servicio de las trompas de falopio, quedan en el aire. Jamás existe algo con lo que hacer click, comprar lo que está sucediendo en la carga de demencia comandada por una Patty López invocando lo mejor de su estado sobreactuado de loca de patio, para remover a Baby Shower de ese dominio en el que a la larga queda arraigada: un universo de bolsillo. Una realidad demasiado ‘de mentira‘.

Como nunca redondea ideas de sustento, Illanes genera lamentablemente una realidad campestre-demente sin brillo. Por mucho que la intención fuese recuperar un estilo de hacer, aquello tampoco da para justificar el desgano. Pero más allá del jocoso nivel de las actuaciones, que existan secuencias frente a las que sea imposible no reírse, existan soporíferos tiempos de espera o solo se rescatable por la ejecución gore de castigo a sus personajes chantas que merecen sufrir, da lata que con todo lo jugado de su apuesta para estos confines, a Baby Shower le falten más los cimientos que palos pal’ puente.

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5 Epic Win/ 4.5 Win /4 Buena / 3.5 A la segura
3 Aceptable / 2.5 Regular
2 En Riesgo / 1.5 Mala / 1 Fail / 0.5 Epic Fail

11 pensamientos

  1. Sólo necesito que me respondan una cosa para decidir verla en cines…

    ¿MUERE PANCHA MERINO EN FORMA HORROROSA EN GLORIOSA PANTALLA GIGANTE?

    1. No sé si sea necesario el spoiler. La película cumple con las dosis de gore para las muertes.
      Además, en LUN durante todas estas semanas han tirado los spoilers.

  2. El cine de crímenes demenciales debe ser un «crescendo» que te haga sentir pésimo y vaya siendo un reflejo de la tortura emocional de los protagonistas, como las veteranas Viernes 13, Halloween o hasta las Scream. O la segunda opción, debe ser un gore descerebrado y divertido, como Braindead o Evil Dead. Los puntos intermedios usualmente son bastante malos… y como esta no es ni chicha ni limoná, no me tinca. Yo quisiera ver, no sé, «El huaso decapitador de Molina» y por dios que rajo corriendo al cine

  3. Gracias doctor, me salvo las lukas de ir al cine. Por un momento me ilusione pensando que iba a ser de la onda «l’intérieur», pero parece que es tan solo un poco mejor que las pelis de Olguin.

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