Review: Una Noche En el Museo 2

Generalmente existen productos que apuntan a un público totalmente distinto a los interés personales, por lo que debería  ser un factor tomado en cuenta antes de entregar los típicos juicios basados solamente en lo que a uno le gustaría ver. Sin embargo eso no significa que se deban excluir ciertos parámetros creativos o, como mínimo, que exija que el asunto no caiga en el pantano del aburrimiento. Y aunque Una Noche en el Museo 2 es una simple comedia familiar con efectos visuales que apunta a la más genérica de las audiencias, su gran problema es que precisamente como comedia es fallida y no tengo claro si logra hacer reír en más de dos ocasiones. De hecho, incluso aquellos que se conformen con el humor básicamente genérico debiesen dar cuenta del mal tino que esta película representa.

A pesar de contar con un elenco gigantesco de renombre, cameos al por mayor, efectos visuales atractivos y referencias tanto históricas como pop, nada, absolutamente nada puede ocultar la gran debilidad de esta completa perdida de tiempo: un guión realmente mediocre. Su humor es básico, pero básicamente fome y en general la historia se desarrolla por un sendero delimitado por la inconstancia de un producto que se siente incompleto.

El argumento da lo mismo, pero en esta ocasión presenta a Larry Daley (un insípido Ben Stiller) fuera de sus labores en el Museo de Historia Natural, toda vez que su empresa de productos ‘llame ya’ lograron éxito. Sin embargo, el compadre extraña las aventuras su antigua labor, por lo que se sorprende al saber que todos sus amigos serán llevados hacia el Museo Smithsoniano para ser empacados y reemplazados por presentaciones holográficas. Pero aún, dicha situación significa que se desconectarán de la vida que les entrega la tabla de Ahkmenrah.

A partir de ahí, Larry inicia una travesía – sin sentido, ni desarrollo – para rescatarlos, no obstante se da cuenta que el mono se robó la tabla, por lo que el gigantesco Museo Smithsoniano cobró vida. Además revivió el faraón Kahmunrah: un maléfico idiota que habla tontonamente y que, junto a su triada de compinches compuesta por Napoleón, Iván el Terrible y Capone, planea usar la tabla mágica para despertar su armada de muertos.

Este aburrido y gastado escenario no es más que una excusa para dar espacio a los cameos, efectos y situaciones a pito de nada. Aunque obviamente la película busca cautivar a un tipo de audiencia general, y la idea de revivir al museo no requiere mucha explicación, la gran falta de creatividad a la hora de parodiar simplemente cae en el abismo de las malas ideas, conectando de mala forma los ineficaces chistes. De hecho, es casi como si los realizadores tomasen cada idea que se les viniera a la mente, la anotaran en un papel, hicieran picadillo y en el aire agarraran algunas para pegotearlas sin mayor estructura creativa con un nivel de diálogos, quizás lo peor de la película, que perfectamente pudo ser escrito por un mono con distemper.

Quizás por ese motivo el humorcillo cae en el antiguo recurso de las cachetadas  para conseguir la mejor secuencia de la película (no por eso significa que sea digna). Y es que lamentablemente ni siquiera una bofetada al rostro podría remecer la absoluta y completa falta de gracia e ingenio que llega a chocar con algunos momentos de inventiva que sacan algunas situaciones más interesantes, como el hecho de que en esta ocasión los cuadros cobren vida.

Si bien la primera lograba presentar algunos personajes un poco más salvables, incluido el rescate de actores de antaño como Mickey Rooney & Dick Van Dyke, en esta ocasión son desganados y, para peor, son tantos que con suerte aparecen 5 minutos en pantalla (Y eso incluye a Robin Williams). La excepción de la regla es Amy Adams que logra ser la única luz que algo brilla entre tanta oscuridad plana con su rol de Amelia  Earhart, y en especial sus pantalones apretados.

Con tantos problemas de guión y diálogos, que influyen directamente en que Una Noche en el Museo 2 sea una comedia que ni siquiera alcanza un mediocre nivel, el resto de elementos pasa a ser un mero trámite. No me interesó la música de Alan Silvestri, los efectos pasaron a tercer plano – incluso me fijaba si eran suficientemente buenos como para al menos salvar el tiempo invertido -, y, finalmente, las actuaciones son en general más de lo mismo.

A pesar que uno podría ir con la idea de encontrarse con un ruidoso y colorinche entretenimiento familiar, a esta película no le alcanza. Está lejos de ello. Y es que vaya que en ocasiones las cosas ruidosas y colorinches logran algunos buenos momentos. En instancias como estas, realmente creo que la exposición a este tipo de material debe tener más de una secuela en el aspecto cognitivo. Sólo así entendería que alguien disfrute esta película. A la larga, con algo demasiado plano, sin contraste ni brillo, esta secuela es un soberano desastre que perdió, entre tanto cameo, esa pseudo magia que intentaba, y repito intentaba, retratar la primera película al acercar a los museos.

5 Epic Win/4.5 Win/ 4 Buena / 3.5 A la Segura
3 Aceptable / 2.5 Regular
2 En Riesgo / 1.5 Mala / 1 Fail / 0.5 Epic Fail