Review: Underworld Rise of the Lycans

En este mundo post Episodio 1, el asunto de las precuelas usualmente general urticaria. Claro que la siguiente tiene poco y nada de compromiso popular, por lo que a varios les da lo mismo. La tercera entrega de la saga Underworld ingresa en ese terreno y,  a pesar que se olvida de la rica Kate Beckingsale para ir directamente a los orígenes de la guerra entre chupasangres y hombres lobo, realmente no sale mal parada. Presentando el origen de la milenaria guerra entre vampiros y lycans, esta precuela logra lo que pocas hacen: salir bien parada del choque contra el prejuicio de que esto debería ser peor que las originales, superando en varios aspectos a sus predecesoras. Aunque, realmente, ¿era muy difícil conseguirlo?.

Olvidándose del poserismo que caracterizó las anteriores, aquí Patrick Tatopoulos (Diseñador y supervisor de efectos visuales, habitual de los trabajos de Roland Emmerich) debuta en la silla de director con sorpresivas  dosis de gore, desmembramientos y chorros de hemoglobina medieval incluidos. Y aunque el olor a innecesario no se lo quita nadie, dentro de su propuesta, Underworld: The Rise of The Lycans cumple.

Si uno vio, o de lleno se sufrió, las dos películas dirigidas por Len Wiseman (Duro de Matar 4.0), debiese conocer las bases de la trama de esta entrega: los Lycans, monstruos con olor a pata, son esclavizados por la alcurnia chupasangrística, aristócratas que odian el ajo, en medio del romance entre la hija del vampiro mayor, interpretada por Rhona Mitra, y el primer hombre lobo que puede mantener la forma humana (Michael Sheen). Obviamente, esa situación es como una estaca en el corazón del vampiro con los dientes más largos (Bill Nighy), que aplica tortuosos correctivos contra toda una sucia raza que debe pagar por la perversión a la que han sometido a la sangre de su sangre.

Entre medio del menjunje, tenemos varios escapes y batallas que logran entretenar bastante más de lo que uno esperaría, con actores que cumplen correctamente sus funciones y una estética que es atractiva, dentro de sus diferencias con lo que ya está ultra visto. En ese sentido, el objetivo aquí es bastante simple: toman decenas de hombres lobos para ponerlos a darse huaraca contra vampiros en armaduras, sin salirse de los márgenes de una historia ya esbozada. Con más de dosis de sangre, cortes de cabeza, espadas, cabezas volando, espadas fileteando carne, esta precuela logra confrontar bastante bien, dentro de sus propias deficiencias, la mediocridad impuesta por las otras.

El resto es bastante previsible, considerando que cuando se habla de precuelas, uno sabe como terminará más o menos el asunto. A lo mucho se podría decir que aquí logran esbozar ciertos paralelos entre el personaje femenino de esta entrega y la protagonista de las anteriores. En el resto, los efectos son efectivos, la acción estilizada dice ausente y los elementos de la trama cuajan con la mitología de la saga… aunque el final es bastante flojo. No es mucho, pero es lo que hay. El resultado, a la larga, es bastante disfrutable al ponerlo en la balanza con las anteriores, aunque uno queda pidiendo más sexo intermonstruoseril.

5 Epic Win/ 4.5 Win / 4 Buena / 3.5 A la Segura
3 Aceptable / 2.5 Regular
2 En Riesgo / 1.5 Mala / 1 Fail / 0.5 Epic Fail